El corazón late de forma rítmica, habitualmente entre 60 y 100 veces por minuto. Cuando el corazón se relaja por la parte derecha entra la sangre que necesita oxígeno y por la izquierda entra la que proviene del pulmón y que ya se oxigenó. Cuando el corazón se contrae su parte derecha envía sangre al pulmón para recibir oxígeno y su parte izquierda envía la sangre ya oxigenada a todo el cuerpo.
Es como si existieran dos circuitos de flujo de la sangre: corazón- pulmones- corazón (lo que se llama circulación menor) y corazón- resto del cuerpo- corazón (circulación mayor).
Cuando los latidos no se producen de forma regular, hablamos de arritmia. En las arritmias el corazón puede latir más rápido de lo normal (taquiarritmias) o más lento (bradiarritmias).
En ocasiones no se notan, pero con frecuencia las percibimos como palpitaciones, a veces rápidas, y en otras ocasiones como si el corazón se parase un momento. En ocasiones pueden ser muy agobiantes, producir falta de aire o dolor en el pecho y acompañarse de sudor, aturdimiento o pérdida de conocimiento.
Aunque generalmente las arritmias son inofensivas, merecen una consulta médica. En ocasiones el ritmo del corazón le impide bombear de forma efectiva la sangre a las diferentes partes del cuerpo y pueden dañarse el propio corazón o el cerebro.
En ocasiones las arritmias aparecen en un corazón sano y su causa no se conoce. En otras ocasiones puede deberse a:
Estas son algunas acciones que pueden ayudarte a prevenir o controlar una enfermedad cardiovascular:
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