La sedación paliativa es la reducción del nivel de conciencia mediante la administración de fármacos a una persona cuya muerte se prevé muy próxima, con su consentimiento y con la finalidad de controlar síntomas que no responden a ningún otro tratamiento.
Estos síntomas se llaman refractarios porque no responden a otros tratamientos y son relativamente frecuentes en personas con una enfermedad avanzada, progresiva e incurable, que evoluciona de forma irremediable hacia la muerte en un periodo corto de tiempo.
Los síntomas refractarios más frecuentes e intolerables son la falta de aire, el dolor, el sufrimiento psicológico intenso y la hemorragia.
La sedación paliativa no se emplea ante síntomas no refractarios, aunque sean de difícil control. Puede utilizarse tanto en enfermedades oncológicas como no oncológicas, siempre en situación terminal.
La sedación paliativa no acorta la vida. En numerosos estudios se comprobó que la supervivencia media de los pacientes sedados es similar a la de los no sedados en igual situación clínica.
Cuando la persona vive una situación terminal, hay que poner límites a los recursos utilizados para prolongar la vida y asumir las limitaciones de la medicina. Es necesario evitar los tratamientos inútiles o desproporcionados, que sólo van a conseguir retrasar la muerte sin aportar calidad a la vida.
Diferencias entre sedación, eutanasia y suicidio asistido
| SEDACIÓN | EUTANASIA | SUICIDIO ASISTIDO | |
| Objetivo | Alivio del sufrimiento mediante el control de síntomas no controlables con otros tratamientos | Alivio del sufrimiento mediante la muerte del paciente | Alivio del sufrimiento mediante la muerte de la persona |
| Procedimiento | Dosis mínima eficaz | Dosis letal | Dosis letal |
| Iniciativa | Profesional | Profesional | Cualquier persona |
| Consentimiento | A petición del paciente | Petición expresa, voluntaria y reiterada del paciente | A petición del paciente |
| Resultado | Confort del paciente | Muerte del paciente | Muerte del paciente |
| Reversibilidad | Sí | No | No |
| Legalidad en España | Sí | No | No |
Existen numerosos fármacos útiles para la sedación paliativa, aunque los más utilizados son el midazolam y la morfina.
La vía de administración más habitual en el domicilio es la vía subcutánea mediante una aguja del tipo palomilla que se fija con un apósito adhesivo transparente en la región anterior del tórax o abdomen.
El Midazolam es una benzodiacepina con una potencia sedante 2-3 veces mayor que el Diazepam. Es ansiolítico, anticonvulsivante, relajante muscular y tiene efecto sinérgico con los opioides. Su acción se inicia a los 5-10 minutos por vía subcutánea y su efecto dura de 2- 5 horas por lo que se administra habitualmente cada 4 horas.
Produce tolerancia. Es decir, puede necesitarse mayor dosis a medida que pasa el tiempo.
Se puede mezclar con otros fármacos de uso frecuente en cuidados paliativos, como la morfina.
El Cloruro Mórfico o morfina es un medicamento potente para el alivio del dolor y de la falta de aire. Provoca somnolencia como efecto secundario. Como en la fase final de la enfermedad estos síntomas son muy frecuentes, va a ser útil administrar morfina en casi todos los casos.
La morfina potencia la acción del midazolam y la asociación de ambos medicamentos consigue una sedación terminal adecuada en más del 95 % de los casos.
En algunas ocasiones, en lugar de morfina, se usa un opioide similar administrado en forma de parches (fentanilo transdérmico).
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