Trombosis Venosa Profunda

¿Qué es la trombosis venosa profunda?

Cuando la sangre tiende a coagularse, si hay daño en la capa interna de una vena o si la circulación es lenta, se pueden formar coágulos en las venas (trombos). Esto ocurre generalmente en las piernas, aunque puede ocurrir en cualquier vena del cuerpo.

Hablamos de trombosis venosa profunda (TVP) cuando en una vena profunda del cuerpo se forma un trombo.

El trombo dificulta la circulación venosa y puede desprenderse. Al obstruir la circulación venosa, la pierna suele hincharse y, si se desprende, la sangre lo arrastra hasta los pulmones causando un embolismo pulmonar. Esta es una situación grave ya que se dificulta la circulación pulmonar.

Los coágulos que se forman en las venas profundas de los muslos tienen más probabilidades de desprenderse y de causar embolia pulmonar. Los coágulos que se forman en las venas superficiales (tromboflebitis superficial) no se desprenden y no causan embolia pulmonar.

¿Cuáles son las causas de la trombosis venosa profunda?

Los factores de riesgo de la trombosis venosa profunda (TVP) son:

Si una persona tiene más de uno de estos factores, el riesgo aumenta, aunque no está claro si de forma exponencial.

¿Cuáles son los signos y síntomas de la trombosis venosa profunda?

A menudo la trombosis venosa profunda (TVP) no da ningún síntoma. Cuando se presentan, los signos y síntomas más frecuentes son:

Algunas personas no se dan cuenta de que tienen una TVP hasta que presentan síntomas de una embolia pulmonar. Alguno de los síntomas y signos que puede producir la embolia pulmonar son:

¿Cómo se diagnostica la trombosis venosa profunda?

El médico hará una valoración de tus antecedentes personales, en especial de los factores de riesgo de una trombosis venosa profunda (TVP), te hará unas preguntas y te diagnosticará o descartará TVP tras evaluar los resultados de algunas pruebas. A menudo el diagnóstico de TVP no es fácil y algunas personas pueden recibir tratamiento antes de que el diagnóstico sea seguro y definitivo.

La prueba diagnóstica más útil es la ecografía. Transforma en imágenes el rebote de los ultrasonidos contra las diferentes estructuras de la pierna y así detecta la existencia de coágulos.

Si la ecografía no permite llegar a un diagnóstico claro, es posible que te aconsejen hacer una flebografía, una radiografía practicada tras la inyección de un contraste para ver si hay trombos en la vena. Es una prueba más costosa, más incómoda y con más riesgos que la ecografía, sin embargo es más precisa y permite diferenciar trombos nuevos de antiguos.

Para diagnosticar la TVP en otras partes del cuerpo puede ser necesario utilizar la resonancia magnética nuclear o la tomografía axial computarizada (TAC).

Mediante análisis de sangre el médico podrá ver si existe una anormalidad en la coagulación y si el dímero D está elevado. El dímero D se libera cuando un coágulo de sangre se disuelve y cuando está elevado es más probable que exista una TVP. Es útil sobre todo cuando los datos clínicos y los factores de riesgo hacen sospechar una TVP, pero no permiten confirmarla.

Si el médico sospecha que el coágulo se desprendió de la vena y fue a parar a los pulmones causando un embolismo pulmonar, puede ser necesario realizar una gammagrafía pulmonar o un angio-TAC.

¿Cómo se puede prevenir la trombosis de vena profunda?

En determinadas situaciones aumenta el riesgo de sufrir una trombosis venosa profunda (TVP) o una embolia pulmonar. Puedes disminuir ese riesgo con algunas medidas:

¿Cómo se trata la trombosis venosa profunda?

Los medicamentos anticoagulantes son los más frecuentemente utilizados en el tratamiento de la trombosis venosa profunda (TVP). En raras ocasiones se puede necesitar la cirugía (Colocar un filtro en la vena o extraer los coágulos).

Estos medicamentos son capaces de prevenir la formación de coágulos en personas de alto riesgo y evitan que los coágulos aumenten de tamaño. El organismo disuelve los coágulos con el tiempo.

Los anticoagulantes se pueden tomar en forma de pastillas (acenocumarol, warfarina o nuevos anticoagulantes), de inyección debajo de la piel (heparinas de bajo peso molecular) o de inyección en la vena (heparina no fraccionada). A veces se utilizan tratamientos de acción rápida al mismo tiempo que otros de acción más lenta. Cuando éstos empiezan a funcionar, se suspenden los primeros.

La warfarina y el acenocumarol tienen una utilidad similar. En España se usa más el acenocumarol, en otros países la warfarina. En mujeres embarazadas solo se usa la heparina porque la warfarina y el acenocumarol son peligrosos en el embarazo.

Aunque puede variar en algunas situaciones, por lo general, el tratamiento de la TVP con anticoagulantes dura 6 meses.

El efecto secundario más frecuente de los anticoagulantes es el sangrado, por eso a las personas que reciben tratamiento con anticoagulantes se les mide periódicamente la capacidad de coagulación de la sangre mediante la determinación del INR. Según el INR se ajusta la dosis necesaria de medicamento.