Cuidados generales de la persona con demencia

La persona que cuida de un paciente con demencia necesita tener mucha paciencia y comprensión.

Las personas con demencia deben mantener el máximo de independencia el mayor tiempo posible. Deben usar alguna forma de identificación por si salen a pasear y se pierden. En algunos casos será conveniente evitar que salgan sin compañía.

Cuando la demencia está avanzada necesitan atención las 24 horas del día. Precisan ayuda para comer, bañarse y vestirse y alguien que les supervise para evitar que se dañen a sí mismas o a los demás.

Es preciso revisar la casa buscando obstáculos y peligros y hacer los cambios necesarios para evitarlos. Por ejemplo: guardar bajo llave productos u objetos peligrosos, como la lejía o los cuchillos, evitar el gas como sistema de calefacción o cocina.

Instalar barras de seguridad en las orillas de la cama y en el baño, retirar los cerrojos de las puertas de los dormitorios y baños. 

Bajar la temperatura del agua caliente a 50°C o menos para evitar que la persona se queme.

Simplificar la decoración de la casa retirando objetos innecesarios, no cambiar las cosas de sitio y poner al alcance del paciente los que usa a diario. Por ejemplo colocar la ropa, las gafas o las llaves en un sitio fácilmente accesible. Retirar alfombras deslizantes que puedan suponer un riesgo para caídas.

Mantener un horario estable, simplificar la rutina diaria, usar recordatorios y calendarios, etiquetar los objetos de uso habitual y colocar relojes bien visibles puede ayudar a los pacientes a orientarse.

Es conveniente que las personas con demencia sigan con sus actividades habituales de esparcimiento, siempre que sean seguras y no le causen frustración. Los trabajos manuales, los juegos de mesa, la lectura del periódico y la música pueden suponer un estímulo mental y mejorar su ánimo.

Conducir no es una actividad segura para las personas con demencia. Pueden tener dificultad para procesar información con la rapidez necesaria y enfrentarse a circunstancias imprevistas, para respetar las reglas de tráfico o para recordar un trayecto y pueden poner en peligro a otras personas. La familia debe asegurarse que la persona enferma no conduzca.

La carga emocional y física para una persona que cuida a alguien que padece de demencia, es enorme y debe buscar ayuda. Es importante que los cuidadores puedan ausentarse del cuidado de un paciente algún tiempo a lo largo del día.

Un cambio repentino en el entorno o las situaciones frustrantes pueden hacer que las personas que tienen demencia se alteren. Por ejemplo, realizar una tarea más o menos compleja, vestirse o dar una respuesta equivocada a una pregunta puede provocar frustración. Como consecuencia, la persona puede llorar, enfadarse e intentar herir a otras personas de la misma forma.

Es conveniente que los cuidadores eviten las situaciones en las que el paciente pueda frustrarse intentando que las tareas sean más fáciles y evitando situaciones difíciles. No discutir. A veces, por la tarde, pueden ponerse peor. Reconducir la situación con amor y paciencia.

Si las alucinaciones producen miedo, intente distraer a la persona haciéndola participar en alguna actividad agradable. Si la persona tiene dificultades para dormir:

Está bien que el paciente pasee sin rumbo por un lugar seguro, como un patio cercado. La actividad física regular, como caminar, puede retrasar las dificultades en la movilidad, que son comunes en estas personas.

Animar a hablar sobre el pasado, puede ser bueno en las personas con demencia leve a moderada.

Referencias