¿Cómo se trata la menorragia (sangrado menstrual abundante)?

Es conveniente que tengas un diario en el que anotes el número de días de sangrado y el número de compresas o tampones que utilices cada día.

Cualquier plan de tratamiento, tanto si incluye medicamentos como si no los incluye, debe diseñarse de acuerdo y con la supervisión de tu médico.

Cuando exista una causa clara de la hemorragia debe tratarse la enfermedad o trastorno que la produce. Si se trata de una hemorragia disfuncional, existen varios tratamientos útiles que se apuntan a continuación y que deberás valorar con tu médico.

Una vez descartado cualquier problema importante, no utilizar ningún tratamiento es una opción. Dependerá de la intensidad de las hemorragias y de lo que te interfieran en tu vida. En todo caso conviene hacer un seguimiento médico por si aparecen nuevos síntomas o una anemia. En este caso sería necesario tomar hierro en pastillas.

Los antiinflamatorios no esteroideos reducen el sangrado menstrual y alivian el dolor, si existe. El ibuprofeno es el más utilizado y se toma durante los días de la menstruación. Son especialmente útiles si deseas un embarazo o tienes insertado un dispositivo intrauterino (DIU).

El ácido tranexámico también reduce el sangrado menstrual, pero no actúa sobre la duración del sangrado ni sobre el dolor. Es más eficaz que los antiinflamatorios no esteroideos.

El DIU con liberación hormonal de levonorgestrel tiene una eficacia similar a la ablación endometrial tras dos años de tratamiento. Su efecto es completo entre los 3 y 6 meses y dura cinco años, aunque puede retirarse en cualquier momento. También es anticonceptivo y disminuye el dolor.

La píldora anticonceptiva combinada puede ser una alternativa en mujeres que deseen la anticoncepción y no desean el DIU o en mujeres con enfermedad de Von Willebrand. Reduce el dolor y la duración de la regla.

Existen dos grandes grupos de tratamiento quirúrgico: la ablación endometrial (destrucción del endometrio) y la histerectomía (extirpación del útero).

Las técnicas de ablación o resección más utilizadas actualmente son las de destrucción del endometrio mediante un instrumento que se introduce en el útero a través de la vagina y produce calor, microondas o frío. Están indicadas cuando el sangrado afecta de forma importante a la calidad de vida, no hay deseo de embarazo y el tratamiento conservador no resulta satisfactorio o efectivo.

La histerectomía es la extirpación completa del útero. Este método está en desuso frente al resto de tratamientos por la posibilidad de complicaciones importantes. Suele realizarse por vía laparoscópica o transvaginal con anestesia.

Referencias

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