¿Cómo se trata la Hipertrofia Benigna de Próstata (HBP)?

Hay varios tratamientos disponibles. Cada paciente debe elegir el más beneficioso para él con la ayuda de su médico.

No siempre es necesario tomar pastillas u operarse. Si los síntomas no te interfieren en tus actividades habituales, no te desvelan y los llevas bien, quizás lo mejor sea no hacer otra cosa que vigilar la progresión del problema.

Si con tu médico decides tomar algún medicamento, existen varios tipos:

  • Fitoterapia (serenoa repens, pygeum africano): son medicamentos derivados de plantas con un mecanismo de acción desconocido y pocas pruebas de que sean eficaces.
  • Alfa-bloqueantes (Doxazosina, terazosina, alfuzosina, tamsulosina). Relajan los músculos de la salida de la vejiga y mejoran los síntomas, aunque no influyen en el tamaño de la próstata. Es el tratamiento que habitualmente se ofrece como primera opción. Se administran una vez al día. Tienen un efecto rápido sobre los síntomas, por lo que tiene sentido que los tomes de forma intermitente en caso de que tus síntomas sean cambiantes por temporadas.
  • Inhibidores de la 5alfa-reductasa (Finasterida, dutasterida). Mejoran los síntomas porque disminuyen el tamaño de la próstata mediante un mecanismo hormonal. Se suelen aconsejar cuando existe mucho riesgo de retención o cuando es desaconsejable una intervención quirúrgica. Pueden utilizarse junto a los alfa-bloqueantes. Necesitan tiempo para que hagan efecto y solo deben utilizarse pensando en su efecto a años vista. Alteran el PSA, lo que debe tenerse en cuenta al realizar esta prueba.

Cuando el tratamiento con medicamentos no resulta satisfactorio, puede recurrirse a procedimientos que reducen el tamaño de la próstata mediante instrumentos. Estas son algunas de las opciones:

  • Cirugía abierta. Se quita un trozo de la próstata tras llegar a ella con un corte de la piel que se encuentra encima de la base del pene. Es la medida más cruenta y puede estar indicada en caso de que la próstata sea muy grande. Requiere anestesia general y hospitalización.
  • Resección transuretral (RTU). Es la técnica de uso más común. El médico introduce un tubo por la uretra y observa la zona con un cistoscopio a medida que va quitando trozos de la próstata con un asa de alambre, como quien rebana capas de cebolla. Requiere anestesia y hospitalización, en algunos casos solo cirugía ambulatoria. Suele utilizarse en personas con un volumen prostático de 30-80 mL. La RTU no es lo mismo que la prostatectomía (extirpación total de la próstata, generalmente por cáncer). En la RTU no hay seguridad de que la próstata no siga creciendo o pueda aparecer un cáncer, por lo que se deben seguir los mismos controles que si no se hubiera hecho la RTU.
  • Incisión transuretral de la próstata (ITP). Ensancha la uretra mediante la realización de pequeños cortes en el cuello vesical, donde se unen vejiga y próstata. Suele utilizarse en personas con un volumen prostático menor de 30 ml. Es un procedimiento con menos efectos adversos que las 2 técnicas previas, aunque tiene una mayor tasa de recurrencia.
  • Vaporización fotoselectiva de la próstata. Por medio de un rayo láser se destruye el tejido prostático que interfiere con la salida de orina. Hay varios tipos de láser, que se utilizan por ser menos invasivos que la RTU. Puede utilizarse para la coagulación, la vaporización o el corte de tejido prostático. Hay pocos estudios publicados por lo que no pueden sacarse conclusiones firmes todavía con respecto a los distintos tratamientos con láser.
  • Termoterapia transuretral por microondas: destruye el exceso de tejido prostático utilizando microondas aplicadas mediante una sonda transuretral. Las escasas y la ausencia de necesidad de anestesia (raquidea o general) hacen de este procedimiento una opción para los pacientes de más edad con alto riesgo quirúrgico.
  • Ablación transuretral con aguja: destruye el exceso de tejido prostático con calor producido electromagnéticamente. Se han identificado pocos criterios para seleccionar pacientes en los que esté recomendada esta técnica. Sí puede decirse que no es una técnica adecuada para pacientes con volumenes prostaticos > 75 mL o con obstrucción aislada del cuello de la vejiga.

La cirugía para la HBP puede tener efectos no deseados sobre la función sexual o la continencia urinaria. Estos efectos ocurren raramente (alrededor del 1%) y la mayoría se resuelven con el tiempo o con tratamiento.

Referencias

© 2024 Hixea | Arriba

Quienes somos Hixea es un proyecto que tiene como finalidad elaborar material de educación sanitaria dirigida a pacientes. Está en fase de pruebas por lo que el material que aparece en esta web no tiene utilidad temporalmente. Puedes enviar sugerencias, comentarios o preguntas a info@hixea.org